Las películas, OVAs y especiales de TV de los 90 de Dragon Ball. Esa ristra casi inacabable de largometrajes que, hoy en día, casi parece imposible que vuelvan a repetirse con tanta asiduidad.
En las de hoy en día, sabemos que Toriyama está plenamente implicado desde el guion inicial pasando por el diseño de los personajes y terminando con bastante control en la producción.
Pero, ¿qué hay de sus homólogas de los 90?. ¿Qué implicación tuvo en ellas? Pues esto dijo el tito Akira en la Daizenshuu 6:
Tomo las películas como “historias en una dimensión diferente a la historia principal del cómic”. Soy completamente solo un miembro de la audiencia para ellos.
Mi trabajo consistió en comprobar la trama y el guion que me enviaba Toei Animation. También hice algunos diseños de personajes y retoques, además de alterar los nombres y demás.
Por ese motivo siempre se dice que las películas no son canon. Y no solo por el papel terciario de Toriyama en todo el proceso, sino porque la mayoría de ellas generan grandes incoherencias con el canon original de su manga.
Podemos disfrutarlas como dice Akira, como universos alternativos, sin pararnos a pensar en si esto tiene lógica o no, y siempre sabiendo que no pueden tomarse en cuenta para sacar conclusiones o teorías de aspectos propios del manga original, o de Dragon Ball Super.